El magistrado Fernando Presencia, lorquino de nacimiento y de corazón, es el creador de la «dación en pago», herramienta por la cual cuando alguien no es capaz de poder pagar una hipoteca, entrega el bien a la entidad crediticia a cambio de la condonación de esa deuda.
Desde esa fecha, lleva sufriendo una persecución por parte de buena parte de las «fuerzas vivas». No seré yo quien narre su odisea; lo hace él mismo, en primera persona en el vídeo adjunto.
A Fernando Presencia lo conozco desde que nació. Fui uno de los invitados a su Comunión. Uno de tantos, que no eran muchos porque entonces un juez no debía «codearse» en exceso con gentes que pudieran, en teoría, interferir en su trabajo. Hoy, todos se codean con todos. Y en Lorca, más. Lorca es uno de esos destinos de paso, de los que el propio Fernando denomina en su relato como «críos». El que con impúber pernocta, mojado alborea. Y en Lorca hay quien pernocta y alborea con esos críos, para desgracia suya.
Muchos han oído hablar de aquel juez «franquista», don José Presencia, juez único de instrucción en la Lorca de los sesenta y setenta. Y menos oyeron hablar de sus problemas con las «fuerzas vivas»; de sus destierros; de sus expedientes abiertos sin ton ni son. Don José no era Dios. Dios estaba por debajo. Hasta que, como narra su hijo Fernando, osó investigar una denuncia contra «el régimen». Calvario de padre. Calvario de hijo.
Publico en esta revista, tan lorquina en su origen, sin su permiso expreso, entendiendo que la intención al publicarla en Youtube es, precisamente, ésa: su máxima difusión, salvo que el titular de los derechos me pida su retirada. Nada añado y nada juzgo. Háganlo ustedes mismos.