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Y ahora, Vox (segunda parte)

Oiga, que al final va a tener razón Vox, y el Sosa, no. Lo que pasa es que en Lorca, lo que salga de la fiscalía puede ser un chiste de Jaimito y terminen imputando, investigando o lo que fuere, al Sosa, por decir que «no tiene recorrido judicial». En otras cosas la ha cagado la Paca la fiscala.

Para no hablar de oídas, le voy a contar al respetable una cosica de la Paca que me atañe directamente. Si se hace la ofendidita, ya sabe, me denuncia, que a ella no le cuesta las perras, me condenan en costas, como de costumbre, y a tomar por culo bicicleta.

Hace casi tres años, uno que tenía mis mismos apellidos (ya no, porque con ese ladrón, y otros, no comparto ni eso), se fue de fiestuki con mi dinero. Era la noche del primero de mayo, día del trabajo, algo que nunca ha sabido lo que es, salvo que trabajo sea el levantamiento de vidrio en barra y la entrada polvil vía nasal. Al parecer, se pasó el muchacho de frenada, se gastó perras (mías) de más en esas cosas y su cuerpecico dijo basta. Derrame cerebral, ambulancia cagando leches a La Arrixaca, medio muerto, cagándose y meándose encima, y sin habla.

Lo devuelven a Lorca y lo ingresan en el Alcázar. En ese largo tiempo alguien debió hacerse cargo de lo que se supone que se hacía cargo, incluyendo la asesoría familiar, de la que tengo mi tercera parte, claro, aunque no la tenga todavía no sé por qué, y no lo sé porque un tal Miguel Alejandro Sánchez Ferrándiz, administrador de la Agencia Tributaria en Lorca ME NIEGA REITERADAMENTE, desde hace 9 años, la información al respecto a la que tengo todo el derecho del mundo. TODO. Artículo 661 del Código Civil.

Lo de Miguel Alejandro Sánchez Ferrándiz es de traca. Hermano de Carlos Andrés, exempleado de la asesoría de la que me niega la información… El mismo que ha prevaricado no solamente por no haberse abstenido de todo lo concerniente a la puta herencia, sino por las sucesivas actuaciones que él, y solamente él, ha ido cometiendo contra mi persona y contra mis legítimos intereses. Y ahora, que me denuncie, que en el juzgado nos veremos, con la Paca la fiscala «decretando» en mi contra, como es su costumbre.

Pues resulta que, respecto al derrame cerebral, alguien me manda un WhatsApp diciéndome lo que ocurría. No me lo manda precisamente nadie de la familia, sino un amigo, porque amigos tengo y muchos. Enemigos, también, muchos de los cuales no saben ni ponerme cara. En vista de la información le pido información a la Antonia, que es (o era) la directora médica del Alcázar y aun siendo yo el familiar más cercano me la niega, algo que no solamente no es ético sino que es delictivo.

Vista la situación de «pollo sin cabeza» de la puta herencia que él dice administrar sin que nadie lo haya nombrado en semejante cargo, básicamente porque nunca ha administrado nada y no tiene ni puta idea de qué significa e implica eso, dirijo escrito a la Paca la fiscala para que abra diligencias e inste su incapacitación con el fin de que el pollo recobre cabeza y se pueda administrar la herencia de los cojones sin injerencias de terceros que nada tienen que ver ni comigo ni con mi dinero. Ni ganas.

La Paca no abre diligencias, cosa ya de por sí curiosa, lo que me obliga, pasado un tiempo más que prudencial, a pedir el nombramiento de un administrador para frenar en seco que, por culpa de muchos, se siga yendo todo por el sumidero. Pido diligencias cautelarísimas para evitar la podredumbre y el expolio a que están sometiendo MI dinero y, oye, que resulta que las cautelarísimas las reconvierte la jueza en cautelares y, ¡un año después! nos cita a una vista donde yo nada pude decir porque nadie me dejó hablar, mientras tenía que estar oyendo lo que se podría definir como mierda para mis oídos. Mintiendo él y su abogada como bellacos, algo que también está recogido en el Código Penal, por cierto.

Pero, oiga, que resulta que años después del derrame, de mi denuncia en fiscalía, «casualmente» a los pocos días de la vista de las cautelares para el nombramiento de administrador, y antes de fallar (nunca mejor dicho) sobre lo allí dicho únicamente por el ladrón, llega un «Decreto» de la Paca la fiscala donde dice que, por fin, ha diligenciado y afirma que el ladrón del derrame está estupendísimamente bien de salud y que tiene despacho abierto en la calle fulana de tal. Lo de fulana, entiéndaseme…

Pocas, o ninguna, diigencias habrá hecho la Paca cuando no solamente es evidente que eso de estupendísmimante bien es más que discutible y que ¡oh, casualidad! un tribunal médico dictaminó que el ladrón era una piltrafa humana (que lo es en todos los sentidos) y lo jubiló «para su profesión habitual» previamente a que Paca la fiscala dijera exactamente lo contrario. Es decir, que aquí o miente el tribunal médico o miente la Paca. ¿Que la estoy llamando mentirosa? ¡Dios me libre!

Pues en manos de esos «profesionales y profesionalas» está la denuncia de Vox. Por eso, el Sosa, que la conoce, ha dicho que los comunistas no se meten en juzgados. Lo más curioso es la prioridad que a un tema como el de la Semana Santa y Pérez Casas le da la Paca, que a todos nos la suda si tarda un día o veinte años en resolverse, y sin embargo cuando un tío no es capaz ni de controlar los meaos, ni de comunicarse con nadie, porque ni hablaba, tarda casi tres años en «decretar» la miiiiiiiiiiierda de resolución que decreta, evidentemente delictiva. La figura jurídica de ese «decreto» ya se encargará otro fiscal de calificarla, digo yo. Y supongo que tardará lo mismo a la hora de abrir diligencias que lo que han tardado en lo de la Semana Santa. Eso como mínimo.

Lo dicho. Un estercolero. Lo del «cachondeo» era otra época. Y acabó en prisión…

Besos.

Francisco José Mora Sastre (para que las denuncias me lleguen con mis todavía apellidos legales), escribidor de Vuesas Mercedes

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